Reseña No oigo a los niños jugar.- Mónica Rouanet
Editorial: Roca EditorialAño de edición: 2021ISBN: 9788418417283Formato: Papel
Sinopsis:
Tras un grave accidente de coche, Alma, una joven de 17 años, sufre un shock postraumático y es ingresada en una clínica psiquiátrica ubicada en un antiguo edificio rehabilitado. Allí convive con otros internos y sus patologías y se cruza con unos niños a los que solo ella puede ver. Poco a poco, la historia del edificio y sus antiguos ocupantes se enreda con la realidad de Alma y la lleva a desentrañar oscuros secretos encerrados durante años entre las paredes de la enorme casona y en su propia mente.
Un thriller trepidante repleto de suspense que mantendrá al lector enganchado hasta las últimas páginas. (Sinopsis extraída de: Roca Editorial).
La autora:
Mónica Rouanet nació en Alicante y desde los siete años vive en Madrid, donde estudió Filosofía y Letras. Especializada en Pedagogía por la Universidad Pontificia de Comillas, posteriormente cursó estudios de Psicología en la UNED. Desde hace más de diez años atiende a personas en riesgo y dificultad social. (Biografía extraída de: Roca Editorial).
Mi reseña:
Hoy os traigo al blog la reseña de una de las últimas novelas
que he leído y que me ha sorprendido gratamente, pues la verdad es que tenía
una idea diferente sobre lo que me iba a encontrar y al leerla me he adentrado
en un mundo lleno de misterios, casi claustrofóbico. Hoy os cuento mis
impresiones sobre lo último de Mónica Rouanet, No oigo a los niños jugar, libro que nos traslada hasta una clínica
psiquiátrica para jóvenes donde Alma, una de sus pacientes, comenzará a vivir
situaciones inexplicables. Agradezco a Roca Editorial el envío de un ejemplar para su lectura y reseña.
No oigo a los niños
jugar nos presenta a
Alma, una joven que, tras un grave accidente de tráfico, sufre un shock
postraumático y es ingresada en una clínica psiquiátrica para jóvenes ubicada
en un antiguo edificio rehabilitado. Allí comienza su convivencia con otros
internos que presentan diversas patologías, y con dos niños pequeños que parece
que solo ella puede ver. Poco a poco, Alma comenzará a interesarse por la
historia del edificio y por la identidad de esos niños que parecen querer darle
un mensaje; sin embargo, muchas veces, traer al presente los secretos del
pasado puede desvelar la oscuridad que se esconde entre las paredes y en la
propia mente.
La lectura de No oigo a
los niños jugar ha sido una sorpresa, pues esperaba algo diferente, pero
esto no significa que no lo haya disfrutado, todo lo contrario. Al comenzar la
lectura pensaba que iba a encontrar algo más relacionado con el misterio, pero
la realidad es que Mónica Rouanet nos mete de lleno en una historia en la que,
prácticamente desde el principio vamos a saber cosas que la propia protagonista
desconoce, pero eso no le resta un ápice a la atmósfera asfixiante y
claustrofóbica que vamos a sentir durante toda la lectura. Las sensaciones que
acompañan a Alma y a los demás habitantes del psiquiátrico se nos trasmiten a
los lectores, que en muchas ocasiones también dudaremos de si lo que estamos
leyendo es real o si hay algo más allá que se nos está escapando aunque esté
ahí delante todo el tiempo. No oigo a los
niños jugar nos habla, al final, de la enorme soledad que, en infinidad de
ocasiones, sufre el ser humano, y de los diferente mecanismos de defensa que utiliza
frente a ella. Y por supuesto, pone sobre la mesa uno de los temas más tabúes
que hay hoy en día en nuestra sociedad, sobre el que no os voy a desvelar más
detalles aquí para no destripar más cosas de la novela, y por supuesto, sobre
las enfermedades mentales y las personas que las sufren, quienes parecen tener
que estar estigmatizados frente a una sociedad que no les entiende, que les
mira como si fueran alguien diferente sin entender que, al igual que se tratan
otras enfermedades del cuerpo, de igual manera se tratan las de la mente.
Escrita bajo un estilo directo, en No oigo a los niños jugar Mónica Rouanet utiliza la figura de dos
tipos de narradores, en la parte que protagoniza Alma encontramos a un narrador
externo omnisciente que se expresa en tercera persona y que es el encargado de
transmitir a los lectores toda la información que afecta a los lectores, tanto
subjetiva como objetiva; sin embargo, en la parte que protagonizan los niños, encontramos
un narrador interno protagonista, que se expresa en primera persona y que nos
proporciona una visión mucho más subjetiva de todo lo que va aconteciendo, pues
lo veremos todo a través de sus ojos, sus emociones serán las nuestras. Aunque
la novela mantiene un hilo temporal lineal, las analepsis o flashbacks son muy numerosos, y a través de ellos
iremos conociendo información importante que nos hará entender la situación
actual de los personajes de la historia, porqué han llegado a la situación en
la que están ahora. Mónica Rouanet es capaz de crear una atmósfera totalmente
claustrofóbica alrededor del lector, que se mete de lleno en cada uno de los
escenarios donde transcurre la acción, y donde podemos sentir cada una de las
sensaciones y miedos por los que irán pasando Alma y sus compañeros de ingreso.
Los diálogos están bien llevados por la autora y consiguen, junto a las
descripciones, unas escenas con una buena visibilidad.
En cuanto a los personajes, personalmente me ha gustado mucho
la evolución que presenta Alma a lo largo de la novela, quien entra en el
psiquiátrico asustada ante todo y ante todos y poco a poco se observa cómo va
consiguiendo vencer esos miedos y logra establecer relaciones de amistad con
sus compañeros, volver a tener más confianza en sí misma e ir superando la
difícil situación que la llevó a ingresar. A su alrededor encontramos a los olvidados, los dos niños que solo
Alma parece ver y que intentarán mandarle mensajes para comunicarse con ella; y
que además nos irán contando su historia, porqué se esconden y porqué
permanecen en ese edificio, qué les ata a ese lugar que antes de ser un
psiquiátrico fue otra cosa. También destacar la figura de Diego, el misterioso
joven que se pasea por el edificio y que también ve a los niños, y que pronto
comenzará a mantener una buena relación con Alma, convirtiéndose en alguien que
la entiende. En contrapunto a Alma encontramos a Luna, otra interna que es
rebelde y que no pone nada de su parte para llevarse bien con sus compañeros,
más bien se empeña en hacerles la vida lo más difícil posible.
No oigo a los niños
jugar es una de esas
novelas que consiguen poner al lector bajo sensaciones que le llegan a resultar
inquietantes, asfixiantes, que lo desconciertan por no saber si aquello que
está leyendo es real o no.
Hoy os traigo al blog la reseña de una de las últimas novelas
que he leído y que me ha sorprendido gratamente, pues la verdad es que tenía
una idea diferente sobre lo que me iba a encontrar y al leerla me he adentrado
en un mundo lleno de misterios, casi claustrofóbico. Hoy os cuento mis
impresiones sobre lo último de Mónica Rouanet, No oigo a los niños jugar, libro que nos traslada hasta una clínica
psiquiátrica para jóvenes donde Alma, una de sus pacientes, comenzará a vivir
situaciones inexplicables. Agradezco a Roca Editorial el envío de un ejemplar para su lectura y reseña.
No oigo a los niños jugar es una de esas novelas que consiguen poner al lector bajo sensaciones que le llegan a resultar inquietantes, asfixiantes, que lo desconciertan por no saber si aquello que está leyendo es real o no.