Reseña Crecer.- Higuchi Ichiyõ
Sinopsis:
Crecer (Takekurabe), obra cumbre de Higuchi Ichiyō y bajo cuyo título recogemos una selección de los mejores y más conocidos relatos de esta delicada autora (En el último día del año, Nubes que se esfuman, Aguas aciagas, La decimotercera noche), narra la historia de dos jóvenes adolescentes, Shōtarō y Nobu, y de sus respectivos sentimientos hacia la misma muchacha, Midori. El relato podría pasar por una simple historia juvenil centrada en un triángulo amoroso de adolescentes, mas las relaciones entre los protagonistas y su camino hacia la madurez vienen fuertemente marcados por el lugar donde se desarrollan sus vidas: el barrio de Yoshiwara, el único distrito de placer autorizado en la ciudad de Tokio. Así, la sutil y refinada prosa de Ichiyō nos aproxima a los momentos finales de una inocente infancia que dirige sus pasos de manera inexorable hacia el mundo adulto y su cruda realidad. (Sinopsis extraída de la página web de Editorial Chidori Books).
La autora:
Higuchi Ichiyō (1872-1896) era hija de un campesino de altas aspiraciones sociales que compró su estatus de samurái poco antes de iniciarse la Restauración Meiji. En vida de su padre, la familia no sufrió penalidades económicas, pero tras su fallecimiento en 1889 y el del hermano mayor de la autora poco antes, las mujeres de la familia comenzaron a sufrir serias penurias. Una de las primeras consecuencias, tanto de la pobreza sobrevenida, como de la creencia habitual en aquella época de que las mujeres no debían hacer ostentación de mucha cultura, fue que Higuchi Ichiyō hubo de abandonar su educación formal, pese a estar obteniendo un excelente rendimiento académico. No obstante, se le permitió proseguir una formación basada en los clásicos literarios japoneses que repercutiría de manera directa en el estilo narrativo y compositivo, deudor de Ihara Saikaku y con abundantes tintes Heian, que posteriormente desarrollaría la autora. Las primeras publicaciones de Higuchi Ichiyō parece que se debieron principalmente a la necesidad de obtener recursos materiales para su sustento y el de su familia tras la desaparición de su padre. A pesar de que estaba enamorada de su primer mentor, Nakarai Tōsui (1860-1926), quien no la correspondió de la misma manera en que ella lo amaba, pronto se dio cuenta de que era un hombre que no le convenía, tanto por su estilo narrativo, muy diferente al de Higuchi, como por el hecho de que tenía reputación de mujeriego. Así, muchos de los relatos de la autora tienen inspiración directa en su amor no correspondido. Higuchi Ichiyō consiguió su primer reconocimiento literario serio en 1892 con Umoregi (En la oscuridad), única de sus obras protagonizada por un hombre. La publicación de sus relatos, aunque no lograron acabar con su precariedad económica, fueron obteniendo buenas críticas y consiguieron asentar su fama como escritora: Ōtsugomori (En el último día del año), Yuku Kumo (Nubes que se esfuman), Nigorie (Aguas aciagas), Jūsan’ya (La decimotercera noche), y sobre todo, la que es considerada su obra cumbre, Takekurabe (Crecer). Antes de su muerte por una afección pulmonar con tan solo veinticuatro años, Higuchi Ichiyō, gracias a la exquisitez y calidad de su obra, alcanzó por méritos propios el reconocimiento y las más altas distinciones de la literatura femenina japonesa desde tiempos de Murasaki Shikibu, hasta el punto de que ha sido merecedora de figurar como efigie de los billetes de 5000 yenes. (Biografía extraída de la página web de Editorial Chidori Books).
Mi reseña:
La entrada de hoy está dedicada a una lectura especial; un libro que contiene varios relatos escritos con una gran sensibilidad por una autora japonesa de finales del S. XIX, y convertida hoy en día en un referente de la literatura femenina nipona: Higuchi Ichiyõ. Se trata de una antología que recoge sus relatos más emblemáticos bajo el título de uno de ellos: "Crecer". Agradecer desde aquí a Editorial Chidori Books el facilitarme un ejemplar digital del libro.
Distrito Yoshiwara (Tokyo) |
"Crecer" nos sumerge, a través de cinco relatos, en el difícil mundo del Japón de finales del S. XIX. sobre todo visto a través de los ojos de la mujer. "Crecer" nos cuenta la historia de Midori y su relación de amistad especial con Shõtarõ y Nobu, una relación que irá cambiando según sus protagonistas se van adentrando en la edad adulta, con la dificultad añadida de que los tres viven en el distrito de Yoshiwara, el único distrito de placer autorizado en Tokio, donde el futuro para los jóvenes que allí residen no es demasiado halagüeño. "En el último día del año" narra la historia de O´Mine, una joven de origen humilde, que consigue un trabajo de sirvienta para una familia pudiente. y que tendrá que decidir entre ayudar a su propia familia aunque eso suponga la vergüenza para ellos o por contra, anteponer el honor de los suyos. "Nubes que se esfuman" nos habla de la relación que se establece entre Keiji y O´Nui, dos jóvenes parientes que por las circunstancias que les rodean se ven obligados a anteponer la obligación a sus sentimientos. "Aguas aciagas" nos da a conocer a O´Riki, la joven cortesana estrella de la Casa Kikunoi, quien posee un don especial para atraer a los hombres y hacer que estos caigan rendidos a sus pies, pese a que en su interior desea llevar una vida totalmente diferente, sin embargo, en muchas ocasiones, los dones concedidos pueden volverse en maldiciones si no saben manejarse como deben. "La decimotercera noche" nos llevará a conocer a O´Seki, una mujer de origen humilde, que aunque ha logrado un buen matrimonio, se da cuenta de que no toda la felicidad se encuentra en el ascenso social.
Si algo se descubre tras la lectura de "Crecer" es que un elemento común en todos los relatos que ocupan esta antología de Higuchi Ichiyõ es el duro papel que tenía la mujer en casi todos los ámbitos de la vida en el Japón de finales del XIX, pues estaban completamente supeditadas a la figura masculina, no pudiendo ejercer casi ningún rol sin el permiso paterno o marital. Destinada, prácticamente desde la cuna, bien a conseguir un buen matrimonio, dentro de sus posibilidades, bien a conseguir trabajo sirviendo en alguna casa con mayor poder adquisitivo, donde su situación estaba cercana a la esclavitud; o bien a entrar como concubina en una casa de placer de mayor o menor prestigio (lo que en muchas ocasiones, podía reportarles una mejor vida que un mal matrimonio o una vida de servicio), en cualquiera de los casos, la mujer, desde el nacimiento, era considerada como un objeto para intercambiar y a través del cual conseguir una mejor posición social y económica.
Sake (Foto: © Luigi Anzivino) |
"Crecer" está escrito con un estilo evocador y pausado, que no lento, que caracteriza, en muchas ocasiones, a los escritores japoneses. Higuchi Ichiyõ utiliza una prosa clara, cuidada y concisa, que en ocasiones llega a ser incluso coloquial, sin exceso de adornos o florituras. Utilizando diversas figuras narrativas, desde la segunda persona que vemos en el relato "Crecer" (que por su longitud, se podría clasificar como nouvelle o novela corta) donde la autora llega a hacer partícipe al lector de la historia, hasta el narrador objetivo con altos rasgos de omnisciencia, o el cambio dentro del propio "La decimotercera noche" escrito con un narrador en primera persona en su primera parte para pasar a un narrador en tercera en la segunda, esto enriquece sobremanera la lectura de esta obra. Con gran presencia en todos los relatos del monólogo interior, encontramos unos diálogos enormemente ricos, con muy poca intromisión del narrador; y es a través de estos dos rasgos como se definen los personajes, como se nos presentan al lector. En cuanto a la ambientación, Higuchi Ichiyõ no cae en el exceso, no nos presenta largas descripciones que ralentizan la lectura. Cada uno de los relatos nos sitúa en diferentes situaciones, diferentes tramas, que al final de cada uno nos hará reflexionar y darnos cuenta del mensaje que subyace bajo lo que se encuentra escrito en sus páginas. Lo que sí ha de tener en cuenta el lector es que la lectura de esta obra se ha de enfocar desde una perspectiva diferente a la que se puede enfocar una novela, ya no sólo por el hecho de tratarse de relatos, que se leen de forma completamente diferente, que se han de degustar y disfrutar con atención; esta antología ha de leerse sin prisa, de forma pausada, pues como toda buena literatura japonesa, se va deslizando por la historia poco a poco, hasta llegar a finales realmente sorprendentes en cada uno de los relatos.
Amuletos Kumade (de la suerte) |
En cuanto a los personajes, el trabajo realizado por Higuchi Ichiyõ en "Crecer" es realmente magistral, se puede observar que es una autora que maneja a su antojo los recursos literarios para la construcción de los personajes, que se van definiendo y presentando al lector a lo largo de los relatos sobre todo, como he mencionado anteriormente, a través de los diálogos y de los monólogos interiores. La autora nos presenta en cada uno de los relatos personajes atormentados, presionados por las normas sociales, o condicionados por el camino que la vida les ha obligado a tomar; personajes llenos de matices, unas veces positivos y otras negativos, pero que consiguen llegar al lector. En mi opinión, cabe destacar la fortaleza que Higuchi Ichiyõ impregna en sus personajes femeninos, quienes siempre parten con la desventaja de su condición y han de superar multitud de obstáculos, frente a la debilidad que en ocasiones muestran los masculinos, también mucho más acomodados en la sociedad imperante del momento. Especial mención merecen los personajes de O'Riki y O´Seki, protagonistas de "Aguas aciagas" y "La decimotercera noche", dos mujeres que, sin tener nada que ver entre ellas, consiguen transmitir al lector la sensación de renuncia absoluta al propio ser, la soledad absoluta estando rodeada de gente.
Sé que la lectura de los relatos todavía está lejos de igualar a la lectura de la novela, pero es un género que, una vez descubierto llega a apasionar; que ha de leerse de forma diferente es cierto, pero sabiendo que dentro de cada cuento, de cada relato, vas a encontrar todo un mundo de emociones y sentimientos, y todo esto lo proporciona "Crecer", una obra que cualquier aficionado a la buena literatura no debe dejar pasar.
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Lo leeré, que estoy un poco cansado de Murakami. ¿No le parece demasiado cansino?
ResponderEliminarEs un libro muy muy bueno. Sólo he leído un libro de Murakami, me gustó pero tampoco me maravilló, la verdad.
EliminarUn saludo! (Y tutéame por favor, ;) )
La portada es preciosa, aunque lo libros de relatos no me gustan mucho, siempre me dejan con ganas de mas.
ResponderEliminarSaludos
A mí me ha encantado; y en cuanto a los relatos, una vez te habitúas a leerlos, créeme, te enganchan muchísimo
EliminarSaludos!
¡Hola! yo acabo de hacerme con este libro al igual que tú gracias a Chidori Books. Me he decidido a mirar algunas opiniones por internet antes de ponerme a leerlo y la verdad, gracias a tu reseña me ha entrado ansia por ponerme con su lectura. Adoro la temática japonesa y por lo que cuentas seguro que me enamoraré de este libro.
ResponderEliminarUn saludo desde https://losmundosdealeseia.blogspot.com.es
Yo disfruté muchísimo todos los relatos que componen esta obra, me pareció realmente maravillosa.
EliminarUn saludo!