Reseña El día que perdí mi sombra.- Aída del Pozo
Editorial: Autopublicación Amazon
Año de edición: 2016ASIN: B01HU7Y9YS
Formato: Ebook
Sinopsis:
“Ni siquiera acierto a recordar qué día perdí mi sombra y dejé de ser yo. Ya ni me reconozco al mirarme en el espejo...”
Así comienza la estremecedora historia de Noelia, una mujer que ha perdido su identidad tras verse atrapada durante años en una relación tóxica. Huir de un mundo de prostitución, drogas y delincuencia es la única salida posible para recuperar la sombra que perdió e iniciar una nueva vida.
Ayudada por Pilar, su mejor amiga de la adolescencia, Noelia emprende una carrera contrarreloj hacia la ansiada libertad, tras huir de Curtis, el hombre que robó su autoestima y que lidera una red de prostitución y drogas en Madrid.
Para conseguir su objetivo, se esconderá en una aldea perdida, a la espera de que Santiago, policía y marido de Pilar, ultime los detalles para proporcionar a la joven una nueva identidad para que recupere el control de su vida.
Mientras Santiago construye un futuro para Noelia en la ciudad de Barcelona; Curtis, ciego por la rabia de haber perdido a quien considera de su propiedad, moviliza a sus hombres para encontrar a su mujer, que parece haber sido tragada por la tierra.
Cuando ya ha perdido toda esperanza de dar con ella, una pista inesperada llevará a su banda hasta Miraflores, un turístico pueblo de la sierra madrileña. La madeja comienza a desenredarse y el cerco en torno a Noelia se estrecha…
¿Logrará la joven recuperar su sombra? (Sinopsis extraída de: Amazon).
La autora:
Presentación de Aída
(Por la propia autora)
Ante un folio en blanco una se ve pequeña y un tanto perdida. ¿Qué contar a alguien que está frente a la pantalla del ordenador esperando conocerte, en tan sólo unas cuantas líneas? Así que después de darle varias vueltas, he decidido presentarme no contándote quien soy, sino quién no soy. No soy ya cuarenta y tantos años de idas y venidas, de encuentros y desencuentros, de dudas, de preguntas, de rabia contenida por anhelar levantar el vuelo y saber que tengo un ala rota porque dejé que me atrapasen y por ende, que me la rompieran. Cuentan quienes me conocen, que he sido un gran hallazgo, un inesperado soplo de aire fresco, todo un descubrimiento como escritora. Y yo les contesto que siempre he sido así, pero que parte de lo que soy estaba atrapado, escondido, reservado esperando un empujón para cortas mis cadenas. Siempre he sido fuerte, la vida me ha puesto a prueba en varias ocasiones y he sacado nota en los retos más amargos. Sin embargo, les digo, ahora y tras la prueba más dura, toca VIVIR con mayúsculas. Llevo viviendo intensamente, después de haber muerto, desde hace más de dos años. Duele el presente pero más duele el pasado y cuando eso sucede, el hoy se dulcifica. Escribo para sacar fuera todo lo que llevo dentro, todo lo que creo que merece la pena compartirlo contigo. Y lo que escribo es el resultado de lo que estoy viviendo ahora, porque a la anterior Aída, decidí decirle “basta”. Ahora soy realmente yo, por primera vez después de tantos años, ahora soy TORMENTAS DE TINTA. Y aunque haya tenido que dejar atrás aquello por lo que antes luché, creo que el camino que resta por descubrir se presenta repleto de posibilidades y esperanzas, de sueños por cumplir y que presiento se harán realidad. Ya no soy aquella adolescente que ganó un premio literario en el Instituto San Cristóbal de los Ángeles por un cuento que ni siquiera sé dónde dormirá (quizás en el trastero, perdido en una maleta) ni la universitaria que jamás se emborrachó ni se fumó un porro en aquella época llamada “movida madrileña”, que lo más alocado que recuerda haber hecho es bajar descalza por el Paseo de las Delicias, saliendo de la discoteca Titanic, con los pies destrozados por culpa de unos imposibles zapatos de “chúpame la punta” y tacón kilométrico. Tampoco soy ya la madre que se pasaba veinticinco horas al día cuidando de sus hijas (ellas ya comienzan a volar, sus alas son fuertes y las mías curaron ya), ni la mujer que no se cuestionaba nada ni la que se cogía el pedazo más pequeño del pastel. Ahora quiero y demando lo que me corresponde y por eso dicen las malas lenguas que he cambiado y que no me reconocen. No he cambiado, soy yo, les digo, aunque tampoco tengo por qué dar explicaciones ni justificarme porque a nadie más que a mí debo dar cuentas de mis decisiones y de mis contradicciones. Lo que hace unos años me debilitó y acabó conmigo, meses más tarde fue la fuerza que me ayudó en mi renacer y ahora esa vida que siempre quise vivir, esa vida plena en comunión con la palabra escrita, me espera. Ha llovido ya desde que mi caja de Pandora se abrió y ésta ya no puede cerrarse. Quiero compartir quién soy contigo, lector ávido de historias por vivir, sediento de palabras que evocan sentimientos, de caminos que se entrecruzan, de finales inesperados. Tormentas de tinta nace de las miles de lágrimas que antaño derramé, de las historias que esas lágrimas han hecho crecer y madurar en mi cabeza y que hoy apremian por salir a la luz. Pero, como tú y yo sabemos, tras la tormenta llega la calma. Y de los días tormentosos, de los días ventosos y de los días nublados, de aquellos que también nacen bañados por un sol radiante de primavera, de todos esos días que viviremos juntos, forjaremos una nueva historia, la tuya y la mía, amigo de las TORMENTAS DE TINTA. (Biografía extraída del blog de la autora: https://tormentasdetinta.wordpress.com).
Mi reseña:
Hoy os traigo al blog la
reseña de una novela que se ha presentado al Tercer Concurso Amazon de Autores
“Indie” en español; se trata de El día
que perdí mi sombra de Aída del Pozo,
segunda obra que leo de la autora, ya que hace un par de años leí su obra debut
El silbido de la serpiente (podéis leer
la reseña aquí) y
que me encantó. Este segundo libro que Aída
del Pozo me ha hecho llegar (muchísimas gracias Aída por volver a contar
conmigo en tu nueva aventura literaria), la autora me ha vuelto a sumergir en una historia dura y compleja para sus
personajes, aunque lo cierto es que en esta segunda novela me ha dado la
sensación de que no ha llevado tan al límite a sus protagonistas como lo hizo
en la primera.
El
día que perdí mi sombra nos cuenta la historia de Noelia, una mujer que ha perdido por
completo su identidad pero que está decidida a recuperarla. Sumergida en
una relación destructiva y tóxica con Curtis, un hombre que se mueve en un
submundo de delincuencia, drogas y prostitución, decide acabar con esa vida que
la está llevando a la destrucción y huye sin mirar atrás. Escondida en un
pequeño pueblo, cuenta con la ayuda de Pilar, su amiga de la infancia y de
Santiago, pareja de Pilar y policía, quien está construyendo una nueva
identidad para Noelia. Sin embargo, cuando todo apunta a que la joven podrá
rehacer su vida lejos de Curtis, un cabo suelto pondrá a este sobre la pista de
la joven, cerrando cada más el cerco a su alrededor.
En El día que perdí mi sombra, Aída
del Pozo nos sumerge en una historia de violencia, amor, desamor y sexo,
donde los personajes, llevados por decisiones erróneas en algún momento de sus
vidas, se ven abocados a llevar una vida que les provoca una profunda desazón,
un profundo dolor. Más allá de las
marcas físicas están las marcas psicológicas, aquellas que jamás se cierran y
nunca dejan de sangrar. Todos ellos, bien de forma voluntaria, llevados por
una infancia marcada por una familia en la que la violencia ya estaba presente
y un barrio marginal, o por una pasión desmedida que en muchas ocasiones se confunde
con amor, o bien de forma involuntaria, huyendo de una realidad que puede
llegar a ser aterradora o directamente conducidos por una mentira, terminan dentro
de un mundo donde sus vidas valen lo que quienes pagan deciden. El día que perdí mi sombra es una novela
que pretende reflejar la realidad de un submundo que se mueve entre las
sombras, al mismo tiempo que nuestra propia realidad, pero intentando mostrar
que también ahí pueden florecer sentimientos, aunque con ellos también afloran
debilidades. Quizás es en este punto donde me
ha faltado ver algo más de dualidad en los personajes, he visto como podían
mostrar sus sentimientos (sin llegar a perder la rudeza de la calle) con
aquellas personas que les importan, pero me
ha faltado ver en más ocasiones la frialdad que se les supondría a unos
personajes que se mueven en este mundo, sin ningún tipo de escrúpulo; en
algunos momentos se muestran, sobre todo Curtis, demasiado benevolente,
contradictorio.
Escrita bajo un estilo directo al que Aída del Pozo combina con una prosa adecuada, en El día que perdí mi sombra encontramos
la figura de un narrador omnisciente que se expresa en tercera persona y
que es conocedor de toda la información, tanto subjetiva como objetiva, que
afecta a los personajes. Las escenas se
desarrollan de forma correcta gracias a unas buenas descripciones
acompañadas de unos diálogos que la autora resuelve bien, aunque algunos,
tratándose de una conversación entre dos personajes, quedan un poco largos, lo
que le resta un poco de agilidad al ritmo de la novela. El día que perdí mi sombra está escrita bajo un hilo temporal lineal,
aunque los propios personajes, en los diálogos o a través del monólogo
interior, realizan flashbacks con los que recuperan sucesos del pasado que
explican muchas de las situaciones que están teniendo lugar en el presente.
En
lo relativo a los personajes, aunque están todos bien
definidos, me ha faltado, sobre todo en
Curtis, ver más esas dos caras que me hubieran hecho posible tener más clara mi
posición frente a él; solo al final de la novela vemos a un hombre
enamorado de una forma que no es sana, enfermiza. A lo largo del libro he
tenido muchos sentimientos encontrados y en
algunos momentos llegaba a tener más simpatía por él que por la propia Noelia,
quien es la víctima de toda la situación, pero que ocasiones se conducía con
poca lógica. Es aquí donde más me ha costado encontrar mi sitio en la historia;
como lectora necesitaba empatizar con la
víctima y odiar al verdugo, pero con la definición de los personajes en
algunos momentos que plantea Aída del
Pozo, me ha costado conseguirlo en algunos momentos. Sin embargo, con Sarabia
y El Rubio, los hombres de confianza
de Curtis, pese a saber cuál era su realidad, he visto mucho más clara esa
dualidad de dureza y debilidad que me ha hecho comprender el porqué de su
conducta en cada momento. Personalmente,
el personaje que más me ha gustado ha sido el de Evelyn, La Negra, una mujer que, pese a su vida, nunca deja de luchar.
Aída
del Pozo vuelve con El día que perdí mi sombra,
una novela llena de dureza y erotismo, que lleva al lector a un mundo sórdido
en el que los sentimientos se esconden entre las sombras.
Pues no lo conocía y no pinta nada mal... Tomo nota!
ResponderEliminarUn beso
Pues El silbido de la serpiente también es genial!.
EliminarUn beso!
No lo conocía y tiene una pinta estuoenda.
ResponderEliminarUn beso
Si te animas no creo que te decepcione ;)
EliminarUn beso!
No lo conocía y tiene una pinta estuoenda.
ResponderEliminarUn beso
Libro y autora que no conocía. Apuntados quedan.
ResponderEliminarMe alegro!, vale la pena ;)
EliminarMe lo apunto. La verdad es que pinta muy bien. Yo por falta de tiempo este año no he reseñado nada para el concurso.
ResponderEliminarBesos
Yo lo he tenido justo pero he podido reseñar dos, al final no sé de donde vamos a sacar el tiempo :O
EliminarBesos!
Hola
ResponderEliminarSiempre da gusto conocer a autores nuevos, así que muchas gracias.
Besotes, nos leemos.
De nada!, la verdad es que sí es genial descubrir autores noveles que valen la pena ;)
EliminarBesotes!